jueves, 17 de julio de 2008

Acto político.


Las plazas "del amor y la esperanza" de la Barbie Chiruza habían quedado atrás con sus hordas endemoniadas. Tanto en la Plaza de Mayo como en Tucumán habían muerto dos asistentes, y eso ya debiera ser considerado como un presagio terrible y suficiente para el gobierno (¿acaso no tienen una bruja que los aconseje?).
Ahora, la mesa de los argentinos, nuestro rol estratégico en la producción mundial de alimentos y la propia definición de la argentineidad generaban una gran marcha angelical y civilizadora sobre el Monumento de los Españoles, justo en el corazón de la República Argentina.
Es decir, en la capital mundial de la anorexia, la bulimia y las cirugías estéticas, en la capital mundial de la gente que no se asume tal cual es, que no se conforma con lo que es, que siempre quiere ser igual a otra persona. Extraño lugar para buscar una respuesta sobre alimentación, y sobre el "ser argentino". No solo somos líderes en tecnología agropecuaria, sino que también generamos las únicas profesoras de yoga -del mundo- con implantes mamarios, botox y liposuccionadas (por supuesto, repiten como loritos el yoga sutra de Patanjali).

Tanta hembra gauchita para espanquear a gusto y el Capitán Chas Chas clavado durante horas con dos amigos, justo en el medio de la Av. del Libertador, entre Lafinur y República de la India, charlando de los vaivenes políticos de este extraño país. Si bien no tiene más que dos masetas en el balcón, quizo ponerse al tono con bombachas de gaucho, pero como había engordado casi diez kilos, no tuvo otra alternativa que usarlas alrededor del cuello, como una bufanda. Comprendieron que este país se había tinelizado al mango, y que había perdido su capacidad de reacción; el baile del caño se enseñaba en los colegios, y lo berreta había inundado irremediablemente las mentes y los claustros. El campo pedía federalismo a grito pelado y sin embargo en las elecciones previas se había volcado masivamente a votar a un partido verticalista -ultra centralista-. ¿Acaso pensaban que el justicialismo era otra cosa?
En fin, el día era espléndido y solo faltaba un gin & tonic para acompañar los discursos; esto era mucho mejor que José Ignacio se reconoció gustoso el Capitán Chas Chas, "... y a dos cuadras de casa". A la altura de Volta reflexionó, que el hecho de que unos gansos hubieran "chocado la calesita" (Asis dixit), realmente no debiera sorprender a nadie de este país, profundamente histérico y unitario.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Chas Chas, me estoy riendo. Delirio a lo Chas! Gracias. Seguiré entrando para leerte. Un abrazo, pn

capitán chas chas dijo...

Que alegría, TKS. Abrazo!

Somos Seres de Luz dijo...

Admiro su sentido del humor, Capitán! Podría decir que me estoy dando una panzada con su blog! Variado y rico.
Somos Seres de Luz