miércoles, 29 de diciembre de 2010

Corazón salvaje


Justo en ese momento dejé de estar a tu lado,
volé hacia atrás y me hice parte del paisaje;
me volví un plexiglas anaranjado,
justo contra el sol, me volví invisible.
Pensaste que estaba, pero ya me había ido.
Fuí pared y de todo un poco, hasta llegué a ser astillas.
No te equivoques, no es que no te aprecie:
es solo mi naturaleza salvaje,
y sobre todo, son mis miedos indomables.
Soy el que busca, afuera y adentro y al que todo le cuesta.
Por eso: dejame quererte de la única forma que puedo (por ahora).

domingo, 12 de diciembre de 2010

Universo suma cero

Tal vez todo el universo sea suma cero. Nadie pierde, nadie gana (todo se reconvierte).
En una esfera cerrada, como el planeta Tierra, a excepción de algún material usado para explorar el espacio, todo queda inevitablemente confinado al planeta. Los miles de millones de seres muertos se transforman en nutriente para otros miles de millones por venir. La excepción más notable podría ser la energía liberada al espacio -ondas de radio-, que tal vez no sea compensable con la infinita energía recibida desde el exterior.
El alma de las personas también podría ser alcanzada por el principio de suma cero, nada se pierde, a lo sumo vuelve al gran caldero y se transforma.
Eso puede fundamentar que las personas, que podemos parecer separadas unas de otras, seamos en realidad como islas, unidas invisiblemente por debajo del agua. En tal caso es razonable pensar que todos somos uno.
¿Y que pasa con las acciones de las personas?
"Si ustedes ayudan a otros, serán ayudados, quizá mañana, quizás en cien años, pero serán ayudados. La naturaleza tiene que pagar la deuda...Es una ley matemática y toda la vida es matemática" (G.I. Gurdjieff, Prieure, 12 de agosto de 1924).
Tal vez las cosas sean así.
Paz y felicidad.

jueves, 2 de diciembre de 2010

La antigua e hipotética fórmula de la felicidad de los sabios

¿La fórmula de la felicidad para un sabio? Esto viene desde antiguo:
a) enfatizar, cuidar, apreciar, disfrutar y focalizarse únicamente en lo que tiene (bienes, personas, sensaciones, experiencias, salud, etc.);
b) lo que considera que le falte en forma total o parcial (bienes, personas, sensaciones, experiencias, salud, etc.) no es objeto de ningún tipo de regodeo o especulación. Lo deja ir, de esa forma, neutraliza la angustia.
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Es decir, el vaso siempre está "medio lleno", por lo que al vivir focalizado en lo que tiene, el sabio carece de angustia.
Esto también es conseguido por aquellos que se focalizan en el momento presente (dejando ir el pasado, despreocupados por el futuro). Por lo tanto, tal vez podrían ser dos doctrinas zen paralelas: soy el presente, soy lo que tengo. Soy.
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Lo dicho previamente, a su vez, se amalgama con un refrán popular que dice que "rico no es el que más tiene, sino el que menos necesita".
Un sabio no necesita de una determinada cantidad de bienes, de personas, de sensaciones, de experiencias, etc., para considerarse rico. Solo le basta con ser conciente de lo que tiene; por lo tanto, es muy poco lo que necesita.
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Subyace a todo esto una cualidad inevitable: la conciencia (sin la cual, el hombre es un ser automático, irreflexivo, apenas más evolucionado que un perro). Sin conciencia, no hay despegue posible. Cualquier método de desarrollo de la conciencia es válido.
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Cualquiera de nosotros podrá alcanzar la sabiduría, que tal vez sea similar a la iluminación. Pero esas ya son cuestiones que carecen de importancia, porque en definitiva, el fin -per se- es intracendente. Lo que importa es el camino. El Universo mismo es un camino, en constante movimiento; no hay una meta fija, y si la hubiera, su comprensión nos excede.
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También podrían las cosas ser al revés. Pero esto también es irrelevante.
Que sean felices.