domingo, 11 de abril de 2010

Una remota teoría sobre las astrología


¿Cómo pueden afectar las posiciones planetarias, a las personas tan distantes -y tan fácilmente maleables, por otras energías mucho más cercanas-?
Algunos piensan que la posición de los planetas determina los razgos de la personalidad de las personas; estos son aquellos que creen en la astrología como fenómeno científico.
Pero pareciera que la cosa es muy diferente, tal como me explicó ese ángel que a veces me alumbra, y al que también le gusta el Dry Martini con tres aceitunas.
Como es sabido, las almas continúan persistentemente con el proceso de aprendizaje. Para ello necesitan continuamente encarnar en nuevos cuerpos, que nazcan otra vez, a la riqueza y al dolor de la experiencia humana.
Las almas que esperan reencarnar necesitan seguir determinadas instrucciones (está claro que no pueden volcarse todas juntas en forma caótica, sobre esta Tierra, porque no hay lugar para todas). Es necesario un orden mínimo, por lo que previo a volver a la Tierra, son agrupadas en enormes manadas transparentes.
Así, por un lado se agrupan en silencio aquellas almas que, para continuar con su aprendizaje, tienen que experimentar determinados razgos bien precisos; por ejemplo, la testarudez, la nobleza, la creatividad, la tendencia a la soledad, la tendencia al inconformismo, la alegría, etc.
En consecuencia, las almas son liberadas sobre la Tierra, dosificadas y siguiendo un Orden maestro e inamovible, que se encontraba determinado básicamente por las necesidades de su aprendizaje.
Este Orden fue establecido aleatoriamente, en el principio de los tiempos, cuando la cantidad de almas comenzaba a superar a la cantidad de seres encarnables, y nunca guardó relación alguna con las coordenadas astrológicas (que se repiten, sordas y ajenas). Tal vez le hayan servido de modelo, es lo máximo que puedo concebir.

Este Orden, de todos modos, siempre se repite, del mismo modo que se repite el pasaje de los planetas, de allí el error en el que incurren aquellos que creen que son los planetas quienes rigen el carácter de las personas nacidas. Nada más lejano ni más imposible.