martes, 10 de abril de 2012

Ser feliz

Ser feliz es una decisión. Ser feliz no depende de nadie más que de nosotros mismos. En todo momento tenemos todo lo que necesitamos para ser felices.
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Nuestra mente -perversa- a cada momento crea faltantes, genera hipótesis, sugiere posibilidades. Quiere aferrarse a todo lo que ve, como una pulpo de infinitos tentáculos, mi mente ve y quiere, piensa y quiere. Y esta es una sociedad donde se ve mucho, por lo tanto se quieren muchas cosas diferentes. Esos tentáculos que quieren aferrar, en realidad son los barrotes de una cárcel de deseos, de una prisión de condicionamientos mentales. Y para ser feliz, primero hay que ser libre.
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Ser feliz no depende de estar en pareja, ni de tener una familia, ni de tener hijos, no depende de ser rico, y podría agregar -si bien no lo experimenté- no depende de estar sano, ni de estar moribundo.
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Ser feliz, tampoco implica ser inmune a los desbarajustes y dolores de la vida diaria, lo contrario sería dejar de ser humano.
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Ser feliz, creo, tiene su raíz en la aceptación de lo que tenemos, pudiendo apreciar lo que aparentemente nos falta -sin envidia ni celos- y restándole importancia.
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Ser feliz se nutre de aceptar el orden normal y natural de las cosas: que tarde o temprano, todos vamos a morir, no importando nuestras conquistas. Todo eso queda sepultado en las mismas arenas que sepultaron la tumba de Osymandias.


Creo que la historia es así, pero tal vez no. Cada uno sabrá...
Peace & Love.

El orden natural de las cosas II.




Desde un inicio la Tierra se expandió, floreció, y ahora está sufriendo un proceso de degradación , que va a concluir con su aniquilación final inevitable. Pero sonrián, porque no es tan terrible.

Los seres que la poblamos la vamos fagocitando, extrayendo, chupando, mutilando, cercenando, contaminando, envenenando, matando, y eso es irremediable. Pero no vale la pena ponerse triste.

Somos casi un virus que ataca una célula ínfima, minúscula, impensada. Es solamente una cuestión de escalas. No somos concientes de lo que hacemos: es nuestra esencia, y no podemos escapar a lo que somos.

Como un virus: ¿O acaso sabemos con certeza que no hay minúsculas civilizaciones afincadas en esas minúculas células destructoras, que terminan por desguazar nustro cuerpo? ¿Quién puede afirmar que no hay vida montada en los infinitos protones y electrones de nuestros cuerpos? (unas civilizaciones diminutas, pero mortalmente destructoras).


Y con el Sol algo semejante va a pasar; terminará su ciclo penosamente devorado por su propia materia ingrata: una muerte sin glamour.


El espacio interior réplica el espacio exterior. Así lo que es arriba es abajo, y lo que es afuera es adentro. La degradación de todo forma parte del orden natural de las cosas.

Si los componentes del Universo se degradan, desde lo más simple, a lo más complejo, entonces el Universo debiera degradarse y dejar de existir: las galaxias serían al Universo como los átomos celulares al cuerpo humano. Todo será entonces una cuestión de escalas: y llegará un momento en que el cuerpo cansado del Universo termine de degradarse y muera.

De esa degradación nacerá -tal vez- vida nueva, como nuestros cuerpos alimentan la tierra, que a su vez alimenta pequeños organismos, y así en adelante.

Ese debiera ser el orden natural de las cosas. O tal vez no.

Paz y amor.