martes, 21 de febrero de 2012

La contrarrevolución ética: más corruptos que el gobierno.

En Argentina del 2012 ya no tiene mucho sentido seguir siendo ético ni transparente. El gobierno no tiene la menor intención de ser controlado y la ética pública se terminó para siempre. Esto genera una situación muy angustiante para el ciudadano común, para aquel que gana la vida con el trabajo digno (y no con el currito). La angustia genera mal humor, y ese mal humor genera, a la larga o a la corta, serios problemas de salud. Mi sugerencia para revertir ese cuadro inevitable es, que de ahora en adelante, todo ciudadano intente ser lo más corrupto posible. Y lo exprese.

Asumo, desde el principio, que la conducta ética no es un imperativo biológico, ni siquiera una regla física o química, sino simplemente una regla de convivencia organizada. Por lo tanto, puede ser cambiada por la sociedad.

Esa regla de convivencia social sostenía -en la teoría- la conveniencia de una transparencia impecable en el manejo de la "cosa pública". Tal es así que un sistema lógico, como el derecho, creó determinados delitos e incompatibilidades únicamente para los funcionarios públicos.

No obstante la existencia de esa regla de conducta ética, desde este Gobierno Nacional se hace gala de una corrupción estructural colosal (para ser justos, esto viene de arrastre). Y así se suceden, uno tras otro, sucesivos ejemplos que nos van desguazando la mandíbula:
- secretarios de la presidenta, dudosamente millonarios (en adelante "dm");
- vicepresidente Vodoo "dm" -y alevoso dueño de Ciccone-;
- jovenes asesores de "La Cámpora" "dm";
- jueces -como Oyarbide- "dm";
- ex Secretario de Estado Jaime "dm";
- Schocklender y otros supuestos luchadores de los derechos humanos "dm", etc..

Y a esto le agregamos conductas poco claras:
-periodistas que usan un medio público como ATC (o sea, de todos los argentinos) para hacer propaganda alevosa al gobierno y atacar a otros argentinos que piensan diferente;
- una patética pelea con el grupo Clarín, del cual eran grandes amigos en el pasado;
- una denostación de los años 90, y después volver a los abrazos con Carlos Mendem;
- candidaturas testimoniales que son una bofetada a los votantes;
- la antigua y tradicional utilización de los pobres para obtener votos;
- los amigotes de la infancia que de un día al otro, se aparecen como "capitanes de la industria"y manejan empresas millonarias; etc.
-
Adicionalmente, la oposición política demuestra una aridez de ideas y una inacción tal, que parecen lindantes con la imbecilidad. Los ineptos de la oposición resultan funcionales (a propósito o por azar) a la corrupción estructural. Por lo tanto, solo los ciudadanos individuales podemos cambiar el estado de las cosas, pateando el tablero.

Entonces, creo que llegó el momento de reformular lo que es ético y lo que no lo es. Ya no tiene ningún sentido luchar contra un Estado que no quiere que lo controlen: es imposible de enderezar lo que se corrompió inevitablemente. Por lo tanto, hay que desprenderse de la ética del pasado, de la que aconsejaba que no era conveniente ser corrupto ni ladrón.
La solución es simple, y se ejemplifica con la teoría de los "halcones" y las "palomas". Los "halcones" (corruptos constantes) solo pueden crecer en una sociedad de "palomas" (ciudadanos cumplidores). Los corruptos constantes necesitan de una sociedad mayormente cumplidora, productiva, de una sociedad que produzca la riqueza que ellos puedan piratear.
Si toda la sociedad fuera de corruptos constantes, entonces, se acabaría el negocio de los halcones. Por ejemplo, y yendo a un extremo, porque ya nadie pagaría impuestos; y al carecer de caja, no se podría sostener la política clientelista, ni los privilegios de los legisladores o de los punteros. Ante la corrupción excesivamente alevosa las empresas inversoras extranjeras se retirarían.

Por eso, es que la contrarrevolución ética solo puede tener una vía: que todos seamos más corruptos que el gobierno. Que al postularnos para un cargo, prometamos que solamente vamos a robar, digamos públicamente que vamos a aceptar todo tipo de coimas y que únicamente vamos a sugerir para cargos inferiores únicamente a familiares y amigos funcionales. Que vamos a pedir retornos. Que vamos a escribir y pensar de acuerdo al que mejor nos pague.

Para vivir sin más preocupaciones en la cabeza, con reglas de juego que sean las mismas para todos. Para forzar eventualmente, en el futuro, un nuevo contrato social. Para eventualmente, en el futuro, empezar de nuevo.

Paz y amor.