martes, 19 de agosto de 2008

John Bongazo, de Buenos Aires al DC.


Ese que está ahí en la foto es John Bongazo, el único ser capaz de llevarse todo su mundo en una valija de alegría inconciente. De Buenos Aires a Washington DC. Ahí lo esperaba Gracielito, el multifacético sudaca redneck (cosa rara, si las hay) casado desde hace unos años con una simpática gringa apodada "bonguito" -como no podía ser de otra manera- por el mismísimo John Bongazo: del Nesquick al cannabis, y del cannabis a la cocina, de ahí al baño.

Ese era John Bongazo, un niño prodigio de la guitarra hecho plastilina en las manos de Gracielito (cuya poderosa frente me hacía acordar a un tal Muto, cruel archienemigo de Superman).

Pero Gracielito es mucho más astuto que otros inmigrantes. Su hospitalidad era en realidad la fachada de un negocio que no podía fallar (en rigor de verdad, el primero si falló; un polígono de tiro a la ardilla y subsecuente producción masiva de empanadas de ardilla).

Aprovechando las habilidades (algunas lastimosas) de John Bongazo lo explotó como su agente musical: la cumbia villera -adaptada- debía instalarse forzosamente en la capital del poder. De cinco a ocho shows por noche fueron minando la resistencia física del niño prodigio. Dicen que a los tres meses todo había terminado en una tumba anónima de Arlington; dicen que lo acomodaron junto a un soldado desconocido para todos, menos para Dios.

Cuando suenan las trompetas, cuando redoblan los tambores, redoblan por tí, John Bongazo (otro músico explotado por el primer mundo).

¿Gracielito? bien, gracias por preguntar. Su historia sigue y se pierde.

1 comentario:

White Groncho dijo...

"del Nesquick al cannabis, y del cannabis a la cocina, de ahí al baño." Todavia me estoy riendo...

Cualquier semejanza entre Gracielito y White Groncho es pura coincidencia!