
Alguna vez un actor -G. Pauls- comentó que a raíz de sus experiencias con plantas alucinógenas, había mantenido extensas conversaciones con un árbol.
"Si, ya sabía" dijo el Capitán Chas Chas cuando le referí el hecho.
"En pos de expandir mi conciencia del universo yo también experimenté con expansores de conciencia. Pasé el horror de mi propia locura y también pasé mi propia muerte; renací en una montaña lejana, murmurando cantos que no sabía; comprendí instantáneamente los miedos de mi madre; noté los universos paralelos o concéntricos -que me recordaban tanto a Borges-; ví a una serpiente verdinegra y gigante desenrrollarse enfrente mío (era el conocimiento); vislumbré el infierno de Dante en orgías subterráneas; y lo más curioso, tuve una larga comunicación telepática con un tábano -nunca antes había notado que tenían ojos de un verde tan intenso-".
Igualmente, de todas las que conozco, tal vez la iniciación más poderosa es aprender a amar.