sábado, 27 de septiembre de 2008

El jardín del vecino (siempre parece más verde)


Anoche un amigo recién divorciado se despachó con una tremenda aseveración: "cuando estás casado, de un día para otro, notás que diez años de tu vida se te fueron en nada, en la rutina y la monotonía... ".

Bingo! Esto era lo que yo estaba necesitando.
En un principio, y de un plumazo, este amigo despechado había justificado mis tantos años de soltería (algo que incomodaba hasta a mi terapeuta). Caí en cuenta que soy así en mi esencia, un amante de la libertad, de lo impredecible: casi un salvaje social.

Apenas le refería el comentario al Capitán Chas Chas, este me hizo notar una cuestión central: que la adrenalina y el "no saber que hay mañana" de la soltería también producen acostumbramiento, por lo tanto, en algún momento también producen rutina y monotonía. En consecuencia y en última instancia, dudaba seriamente de mi libertad.

Agregó que según le había aventurado una tarotista, me había llegado la hora de asentarme, de dejarme abrazar por la monotonía solar del afecto.

Hechas estas aseveraciones, se fue de putas sin remordimiento.

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