miércoles, 23 de diciembre de 2015

Un día de verano inusual -epifanía en la ciudad-

Hoy es un dia de verano inusual, 24º y el cielo despejado excepto por unas pocas nubes; la sombra de los árboles es perfecta, ahí donde cae. El viento es calmo. Ya de vuelta en la ciudad me concentro en la arquitectura de los varios rascacielos, cada uno de ellos pretendiendo ser un faro. Focalizo en esos huecos que coronan las alturas: impresos contra el cielo oscurecido aparecen nítidos y rectos los ángulos de la creación humana. Son apenas líneas rectas trazadas en hormigón: por todos lados se cuela el infinito. Girado hacia las alturas pude comprender varias cosas. La arquitectura de mi vida (afectos, carencias, logros, frustraciones, angustias, etc.) carece de importancia cuando la contrasto contra lo único que en definitiva perdura, la profundidad calma. Así como está, mi vida es perfecta.Después de todo, siempre quise encontrar el sentido profundo de las cosas. Y hoy, por algunos segundos lo he logrado.

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